Muchas personas tienen ideas muy buenas para emprender una empresa. Se la pasan pensando y planificando, conversando con los posibles socios o inversionistas. Por más pequeña que sea la idea existe una etapa de gran entusiasmo en trabajar por ella. Hasta que de tanto pensarlo, llega el momento que deciden dar los primeros pasos para hacerla realidad. Y como su interés es hacer todo formalmente, con miras a crecer y desarrollarse, buscan ayuda de un abogado y empiezan a hacer las gestiones para dar inicio al negocio. Pero de pronto se encuentran con la enemiga de los emprendedores: La señora Tramitología, creada por el mismo Estado.
El Estado tiene en su discurso la palabra “emprendedores”, crea programas dedicados a ellos y los capacita. Pero en este proceso, vemos que el gran problema surge cuando los emprendedores quieren llevar su idea a la práctica. Es en ese momento que desde las municipalidades hasta el gobierno nacional, les ponen las diversas barreras, convirtiéndose el Estado en un ente con dos caras opuestas, siendo por un lado promotor y por otro lado el ente que cierra puertas.
Parece que fuera imposible dar un paso adelante, pero debemos tomar como ejemplo lo que ya se viene haciendo en otros lugares. Quiero destacar el caso de México, que el último 9 de febrero, su Cámara de Diputados aprobó una ley histórica para los emprendedores, y este debería ser el camino a seguir por la mayoría de países. Su ley se denomina “Ley de empresas en un día y costo 0”, gracias a esta iniciativa legislativa, los emprendedores mexicanos, mediante un portal web, realizarán de manera virtual en solo dos horas y a costo cero, todo el proceso legal desde la selección del nombre, los documentos notariales (actas y estatutos), inscripción en los registros públicos, registro tributario y seguro social. Anterior a esta ley, los mexicanos requerían más de 70 días para este proceso, e invertían en promedio 16000 pesos mexicanos (algo más de 850 dólares).
Este es un ejemplo de cómo la sociedad civil se agrupa y plantea alternativas. Y por otro lado el Estado realiza una correcta lectura de la situación y necesidad de los emprendedores. Estoy seguro que esta medida va a generar un impacto muy importante en la economía de México, y debería ser el ejemplo a seguir por los demás países latinoamericanos. Solo una mente limitada puede pensar en querer sacarle dinero a los emprendedores en trámites innecesarios, bloqueando el proceso y quitándoles tiempo para operar en sus negocios. En vez de darles facilidades para que de inmediato se formalicen y empiecen a operar, generar ingresos, y contribuir lo más pronto posible al Estado con sus tributos. Los emprendedores no necesitan del Estado, el Estado necesita de los emprendedores. Así, que sigamos este tipo de medidas y no busquemos excusas para quejarnos de la informalidad. Es tiempo de decirle adiós a esa enemiga de los emprendedores, la señora tramitología.
¡Que tenga una excelente semana! ¡Dios le bendiga!
©Guillermo Cabanillas Holguín, 2016. Puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.