Esta semana realicé una excepción por ser la última del año, así que opté por publicar hoy jueves y no ayer (miércoles) como lo tengo establecido. Preferí hacerlo hoy por ser 31 de diciembre y víspera a entrar a un nuevo año y nuevo lustro.
Un año más que se va, y antes de cerrarlo siempre es bueno hacer una reflexión de cómo nos ha ido y rescatar las lecciones aprendidas de todas las experiencias, para empezar con fuerza el año que se viene.
El 2015 no ha sido fácil, en el plano económico podemos observar eventos relevantes a nivel global. Destacando la recuperación progresiva de la economía de los Estados Unidos, después de la crisis de los últimos años. Este avance, ha traído como consecuencia, el incremento en la confianza de su moneda, apreciándose con respecto a las monedas locales. A esto se suma las medidas tomadas por la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos de incrementar las tasas de interés de referencia. Estas situaciones han generado un impacto positivo en los exportadores a este país, ya que sus costos y gastos los realizan en moneda local, pero sus ingresos los reciben en moneda estadounidense. En la población en general, un grupo de beneficiados han sido las personas que reciben remesas del exterior, ya que al tipo de cambio local hoy reciben más por el mismo monto. Por otro lado, los productos que dependen de las importaciones han incrementado su precio, siendo las familias de escasos recursos las mayormente afectadas. En las clases medias, aquellos que tienen deudas pendientes en dólares americanos y reciben sus salarios en moneda local, verán disminuidos sus ingresos.
Mientras que por otro lado el gigante asiático China, tuvo un año con un retroceso en su crecimiento, después de varios años de avance sostenido. Esto ha tenido un impacto que se ha sentido más en América Latina, especialmente en aquellos países que han visto disminuidas sus exportaciones a este país. De la misma manera, al caer la demanda de commodities (como es el caso de los metales) por parte de China, ha generado que el precio internacional de materias primas disminuya, por lo tanto los ingresos de países como por ejemplo pasa en el Perú, donde economía depende mucho de la exportación de minerales.
En el plano político, este año que se va nos da luces de una serie de cambios en el panorama de España y América Latina para los próximos años. La región latinoamericana ha experimentado movimientos en el ajedrez político, los cuales han sido más notorios en el último mes del año. En el Poder Ejecutivo argentino, el Kirchnerismo deja el mando después de tres periodos de gobierno, para darle la posta al Macrismo. En Venezuela, el cambio se da en el Poder Legislativo, donde la oposición ganó la mayoría de escaños en la Asamblea General Venezolana (aún nos queda esperar el próximo 5 de enero para ver cómo se concreta este cambio). Mientras tanto Brasil vive una crisis política que se ha venido agudizando desde hace unos meses, a causa de los diversos casos de corrupción que han afectado la popularidad de su presidenta, quien está en riesgo que se le formule un juicio político. Todo lo contrario experimentó España, al convertirse el partido PODEMOS en la tercera fuerza política, un movimiento que surgió de los denominados «indignados», de filiación izquierdista y cuyo líder es admirador del chavismo venezolano. Así que el año que viene veremos como se moverán las fichas políticas, y todo esto generará impacto en las familias.
Ambos aspectos mencionados, son importantes observarlos ya que tienen una relación directa con los emprendedores. Tanto el aspecto político como el económico van de la mano y son fundamentales para observar el desenvolvimiento de la masa empresarial, con la finalidad de establecer un norte y buscar oportunidades. Los cambios políticos van a traer efectos en las economías. Mucho más si las posturas políticas son diferentes a las de los antecesores, tal como lo estamos viendo en la Argentina, donde ya se empezaron a tomar medidas para liberar nuevamente su economía, quitando progresivamente la intervención estatal, la cual fue característica del gobierno anterior.
La palabra crisis siempre estará presente en el vocabulario, pero de la misma manera lo estará la palabra oportunidad. Así que aprovechemos las horas que nos quedan del 2015 para hacer un balance de este año, aprendiendo de todas las experiencias tanto negativas y positivas. Porque es tiempo de retomar fuerzas y prepararnos para empezar el nuevo año buscando nuevas oportunidades para emprender.
¡Dios le bendiga y que tenga un próspero 2016 colmado de emprendimientos!
© Guillermo Cabanillas Holguín, 2015. Puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.