La mayoría de los centros de formación han enfocado sus currículos a la enseñanza de conocimientos. Esto lo vemos desde la etapa temprana hasta la educación universitaria. Existen personas que se matriculan en cualquier curso que encuentran, convirtiéndose en coleccionistas de certificados, pero muy pocos logran canalizar las herramientas aprendidas.
Vemos en las clases de los recintos universitarios, las carencias que tienen los estudiantes para ser más competentes. Creemos que si se aprenden de memoria un concepto o si dominan una técnica determinada ya tendrán asegurada una plaza laboral. Cuando en el mundo globalizado que vivimos existen aspectos aún más importantes, que hacen a una persona marcar la diferencia con respecto al resto.
Liderazgo y proactividad son actitudes que a veces se toman a la ligera. Y en los centros de estudios estos temas en su mayoría son tratados desde el punto de vista teórico. Más allá que enseñar definiciones, necesitamos que las personas desarrollen estas actitudes en su vida. Un directivo no piensa contratar a un joven que conozca el concepto de proactividad, le interesará observar si así como sabe el significado, también lo pone en marcha cada día.
Muchos jóvenes en sus aulas de clases han acumulado mucha información, pero a veces no tienen la capacidad de comunicarla, y hasta se ponen nerviosos cada vez que les corresponde realizar una exposición al frente de todos sus compañeros. Una simple presentación en el aula puede significar mucho, ya que la forma como se realice va a contribuir más adelante en la vida profesional. Ya no se hablará de geografía (salvo que se dedique a esta profesión) pero si de cualquier tema, desde exponer un proyecto para la empresa, introducir un nuevo producto, explicar algún caso ante un directorio, etc.
Es por eso que debemos trabajar un poco más en desarrollar las actitudes, sin descuidar los conocimientos. Aquellas organizaciones educativas que tengan este punto de vista, van a contribuir con personas que marcarán la diferencia en la sociedad. En el campo universitario, si hacemos una observación de los criterios de admisión estudiantil que tienen las universidades más prestigiosas del mundo, veremos que en suma a los conocimientos, uno de los aspectos que define la aceptación de un candidato son las actitudes. Y esto se debe a que son conscientes que en el mundo laboral este aspecto será determinante para alcanzar el éxito profesional.
Usted puede tener el auto más hermoso y veloz del mundo, pero si no tiene combustible de nada sirve. Lo mismo pasa con las personas, pueden saber mucho y tener muchas habilidades, pero si no las quieren poner en práctica, están de adorno. ¡Que Dios le bendiga y guíe!
© Guillermo Cabanillas Holguín, 2015. Puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.