La empresa XYZ contrataba policías en sus jornadas libres, para fortalecer la seguridad de sus locales. Los policías no formaban parte de la plana permanente, pero aun así la administradora los consideraba como de casa. Llegaron las fiestas navideñas, y como es costumbre en algunas empresas se entregan canastas y panetones (pan dulce) a los trabajadores. Asimismo existen empresas que organizan actividades para sus clientes con la finalidad de agradecer la confianza y fortalecer la lealtad. Por este motivo, XYZ organizó un agasajo para sus clientes y un show infantil para los niños. La administradora pensando en los amigos policías que colaboran en sus días libres con la organización, separó una caja de pan dulce (de los destinados para el agasajo) para entregarles posteriormente. Al día siguiente, la administradora les dice a los policías que por favor antes de retirarse pasen por su oficina porque tenía algo para ellos. Uno por uno fueron ingresando, y ella con una sonrisa en el rostro les estregaba el pan dulce acompañado de un saludo navideño para sus familias. El primero muy agradecido por haber pensado en él, de la misma manera el segundo, y así sucesivamente hasta que llegó al último, quien al ver el pequeño detalle lo rechazó y le dijo que prefería que no le den nada porque lo consideraba un insulto, agradeció y se retiró. La administradora se quedó contrariada y triste por esta actitud y se preguntaba que pudo haber pasado.
Este caso de la vida real nos sirve para ilustrar la motivación. Muchos gurús del management tratan siempre de dar tips para motivar a las personas. Y nos brindan un listado interminable de alternativas que pueden servir como estímulos. Pero sabemos, que lo que a una persona le genera alegría, para otra le podría generar una decepción. Y esto es lo que hace al ser humano tan complejo.
La solución es buscar el equilibrio, y el caso mencionado nos da una gran lección. No para dejar de motivar a las personas, sino para analizar a detalle que efectos puede generar un estímulo, y no limitar nuestra mente a un solo momento, sino ver el panorama de una manera más amplia. La historia del policía decepcionado no termina ahí, porque existía un trasfondo para esta actitud. Ese mismo día a los trabajadores de la empresa les habían entregado su canasta navideña, y a este señor le había llegado la información que los productos dados a los trabajadores eran de una calidad superior. La administradora no contaba con esta situación, y pensó que lo mejor era darles algo a no darles nada. Aquellos policías que no habían sido testigos de eso tomaron muy bien el detalle de la administradora, quien no se imaginaba que la información podía filtrarse y llegar a los oídos de uno de ellos.
Si bien es cierto todo fue de buena fe, porque estos señores no eran parte de la empresa legalmente, pero si comparten el día a día hace que existan vínculos que van más allá de un documento. Este caso nos lleva a analizar errores por todo lado. Quizás lo mejor hubiera sido desde un inicio considerar a estas personas como todos los trabajadores, y darles el mismo estímulo. Al final una canasta no es un gasto, todo lo contrario, es un pequeño detalle que en fechas navideñas tiene un significado especial. Es curioso ver como un pan dulce, puede afectar tanto el clima organizacional. ¡Que Dios le bendiga y guíe!
© Guillermo Cabanillas Holguín, 2015. Puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.