Protegiendo la incompetencia

                                    frontera

Los latinoamericanos somos en mayoría sobreprotectores por cultura. Un niño se siente más seguro, si tiene un hermano mayor en la escuela que lo pueda defender. Existen padres que de manera errada asumen la responsabilidad de sus hijos, haciéndoles la tarea, para evitar “quedar mal” con los profesores. ¿Cuántos padres no se han amanecido terminando el trabajo de su hijo, mientras el niño duerme plácidamente? Si usted no es de este grupo, le felicito.

Esto sumado a la preocupación de dar todo sin medida a los hijos, usando la excusa: “No quiero que pasen las mismas necesidades que yo pasé”. Con el transcurrir del tiempo, el adolescente cree falsamente que la vida es fácil. Como suelo decir en clases o charlas: Es normal que una persona tenga problemas, porque le servirán de impulso para salir adelante, lo más preocupante es creer que se tiene la vida solucionada.

Esta misma lógica se traslada al mundo empresarial, cada vez que las empresas locales esperan que el Estado les proteja de su falta de competitividad. Se le pide al gobierno que ponga barreras, porque no pueden competir con los productos que vienen del extranjero. Sin tener en cuenta que con estas medidas el gobierno termina castigando a todos los ciudadanos.

La batalla no se ganará con leyes malas proteccionistas, éstas llevan al conformismo, y atentan con la competitividad empresarial y con el poder adquisitivo de la gente.

¿A quién debemos proteger? El gobierno no es para unos cuantos, el gobierno es para todos. Una vez escuchaba a una locutora radial que decía: La gente tiene que consumir el producto nacional. ¡Nuestros tomates! ¡Nuestro aceite!… Pero pongámonos en el lugar de aquellas personas, que tienen que hacer alcanzar sus pocos ingresos para alimentar a sus familias. ¿Son menos patriotas los que compran en la ciudad fronteriza que los que compran dentro del país? Diría que no, son eficientes, porque tienen que optimizar los recursos que tienen. Y es natural que el consumidor corra a comprar un producto si lo encuentra de mejor calidad y a menor precio.

¿Qué tienen que hacer los emprendedores locales ante esta situación? Es tiempo de enfocarse en lo que se sabe hacer bien. Poner mayor énfasis en aquellos productos que puedan competir libremente y pasar la prueba de calidad y precio. Se tiene que trabajar en instalar la marca país. A nivel nacional, logrando que la población compre un producto, no porque es más patriota, sino porque el producto es de su agrado y no existe otro que sea mejor. Y en el exterior, se debe lograr que se conozca no solo la existencia de productos nacionales sino también su excelente calidad.

Recuerde que la batalla no se ganará con leyes malas proteccionistas, éstas llevan al conformismo, y atentan con la competitividad empresarial y con el poder adquisitivo de la gente. La contienda la ganarán los estrategas efectivos (eficaces y eficientes), aquellos que tienen el panorama claro de las necesidades, y las satisfacen con productos competitivos. En cada país existen muchos emprendimientos que no han necesitado «ayuditas» para competir con éxito. Hoy estos productos se venden dentro y hasta fuera del país, y su demanda va en aumento. Debemos identificarlos y seguir su ejemplo.

© Guillermo Cabanillas Holguín, 2015. Puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia